Hoy retomamos los ejercicios de creación literaria con más textos que me habéis mandado. Seguid disfrutando con los escritos de vuestras compañeras y comentad qué os han parecido.
Bécquer hablaba de la creación poética como un misterio insondable, como una revelación intensa, confusa e inexplicable... y vosotros habéis conseguido adentraros en sus ocultas entrañas.
También decía nuestro poeta romántico que la poesía es sentimiento y el sentimiento es la mujer... y lo estáis dejando claro.
Enlazamos con otra recreación del poema de Bécquer, esta vez desde la visión de Sara, con un texto narrativo en el que la perspectiva es la primera persona pero en voz masculina; el culpable de la ruptura...
Gustavo Adolfo Bécquer: XXX
No entiendo cómo llegamos a esta situación. Sólo recuerdo que la invité a cenar una noche cálida de sábado. Pasé a recogerla y la llevé a un lujoso restaurante en el centro de Madrid. La cena fue exquisita, y durante esta entablamos una agradable conversación sobre nuestras situaciones laborales. Los dos somos músicos, y mantenemos conversaciones apasionantes sobre el tema con bastante frecuencia. O mejor dicho, solíamos hacerlo. Al salir del restaurante, decidimos ir a dar un paseo por el Parque del Oeste, por sus infinitas arboledas y jardines. Los lugares preferidos de Linda siempre fueron la rosaleda y el templo de Debod. Precisamente en el templo nos encontrábamos cuando empezó la discusión.
Sin saber ni cómo ni porqué, ella sacó el tema. Si había una cosa que yo no soportaba eran las reuniones familiares. Estaba enamorado de ella, pero no de su familia. Ya había ido a varias cenas de Navidad y bodas familiares, y nunca me sentí nada cómodo, no conseguía encajar. Ya habíamos hablado más veces sobre esto y ella siempre lo había dejado correr, hasta ahora. Linda me contó que sus hermanos estaban organizando una fiesta para celebrar las bodas de plata de sus padres. Iría toda su familia y ella quería que yo estuviese presente. Me negué. Me negué rotundamente. Otra reunión sería superior a mis fuerzas. Me dijo que era muy importante para ella, que había llegado el momento de que lo volviera a intentar y que si la quería de verdad, lo haría. Me negué de nuevo. Un por favor salió de su boca y un grito furioso de la mía.
El daño ya estaba hecho, no había marcha atrás. Vi una lágrima asomando en sus ojos. Fui un engreído, un soberbio; pensé que ella debió comprenderme mejor y no pedirme ese favor. Ella contuvo su llanto yo, mi perdón.
Ahora yo estoy aquí, triste y solitario, preguntándome porqué. ¿Por qué no me disculpé?
Ahora ella ya estará en la fiesta de sus padres, llorando, recordando.
¿Qué os ha parecido?
Seguimos nuestra ruta literaria con otro genero. Probablemente el más difícil: la poesía. Varios de vuestros compañeros han transformado el microrrelato de Luis Mateo Díez a este género y han creado estos textos maravillosos. Es difícil elegir quedarse con uno.
Aquí tenéis el texto de Silvia Álvarez:
El pozo-Luis Mateo
Díez (narrativa a lírica)
EL POZO DE HOJALATA
¿Y si llama aquel recuerdo
a la puerta de tu
memoria?
¿Podrás abrir a tu hermano
Alberto en pozo sin gloria?
Cual longaniza en puchero
añade la cocinera
Cual lágrima derramara
en la jarcha una doncella
Ríes entre tus lágrimas
y lloras a carcajadas
Esperar y la familia
curan la pena escarlata.
Caminaba tu hermano Eloy
hacia aquel pozo de plata
Un hueco sin corazón
como el hombre de hojalata
Asomaba una botella
queriendo ver el paisaje
Le tendió la mano
Eloy
Sorprendido al asomarse
¡Asombrosa la
sorpresa
Al oler aquel mensaje!
“Este mundo es cualquier otro
que puedas imaginarte”
Penas que en silencio sufren,
Y sufrimientos que penan.
Bocas sin nada que escuchar
Por oídos que se cierran.
Hasta que un día tus ojos,
esos que nunca vivieron,
deciden romper a llorar,
saborear el mundo de nuevo.
Pon a cero el contador
Pon acero en tus heridas
Y aquí me marcho yo
Que debo vivir mi vida
El de Adriana:
EL POZO
Como una gota de agua
cayó sin poderse alzar.
Su existencia insuficiente
se la robó la oquedad.
Arrancole de mi mano,
nadie se pudo asomar.
La tragedia inevitable
nos ahogó como la mar.
Tiempo sanador de todo,
lo imposible ha de pasar:
que el más hondo de los pozos
grato como nuestro hogar.
Y es que todas nuestras vidas
no siempre han de comenzar
al amanecer, al alba,
si no a veces al final.
Y la versión de Scarlet:
El pozo
Silencio de
nubes grises
durante veinte
largos años.
Un pozo, una
tragedia,
un hermano ya
olvidado.
La muerte, mi
compañera
sigue haciéndome
daño
pero no me
arrepiento
de las vidas que
he quitado.
Nunca olvidaré
la nota
que encontró una
vez mi hermano:
“Este es un
mundo cualquiera.”
No es ni negro
ni claro.
Empecé a vivir
después
de aquel día tan
lejano.
Un deseo
ardiente y voraz
me apuñalaba a
ratos.
No era dolor ni venganza,
era pasión
despertando.
La sangre, el
cuchillo,
el placer, tan
inesperado.
Ante el
tribunal, yo digo
que justo estoy
condenado.
No espero que me
comprendan,
solo quiero ser
escuchado.
Terminamos, por el momento, con la versión que ha hecho Noelia del texto teatral de Jacinto Benavente. Este texto en principio es cómico, pero fijaos el giro argumental que le da vuestra compañera....
Ricardo
llegó de la notaría y poco después llegó una carta para él del doctor Bremón y Luisa la dejó en su cuarto. Cuando Ricardo
leyó la carta, le dio un ataque de nervios. Luisa, muy asustada, mandó a María
a buscar agua de azahar y éter y cuando esta iba a ir, Ricardo empezó a reírse
a carcajadas. Las dos mujeres entraron aterradas a la habitación y descubrieron
que no se había vuelto loco, sino que había leído la carta del doctor. Cuando
Luisa se lo contó a Emiliano este quedó muy sorprendido. Luisa añadió que no
solo se reía, sino que parecía otro hombre, le brillaban los ojos y gritaba -
''Viva el doctor, viva España. Ya está, ya está.'' - Esto sorprendió todavía
más a Emiliano, que gritó - ''Ya está.'' - Todos le preguntaron muy interesados
que qué estaba, pensando que él sabría porqué Ricardo había reaccionado de esa
manera. Pero la única respuesta que obtuvieron fue que Ricardo gritaba - ''Ya
está.'' - Cuando las dos mujeres entraron en la habitación de Ricardo este las
pidió que avisaran a la señorita Valentina y a Doña Hortensia y que trajesen
pasteles y champaña para celebrarlo. Cuanto más contaba Luisa más confuso y
sorprendido estaba Emiliano, que preguntó que había que celebrar. A esa
pregunta nadie supo responder porque Ricardo no dijo nada más sobre ese tema.
Emiliano preguntó sobre el paradero de la carta y Luisa la sacó de uno de los
bolsillos de su delantal. Emiliano y Corujedo saltaron de sus sillas y con mucha
curiosidad incitaron a Luisa a que leyese la carta. Esta empezó a leer.
Señor Ricardo González:
Esta vez no le escribo con malas noticias,
sino todo lo contrario. Me gustaría haber podido decírselo en persona pero con
mi apretada agenda me resulta imposible. Pensará que su investigación sobre la
tuberculosis ha sido ignorada, pero no es así. Mis más sinceras felicitaciones.
Todos los doctores están impresionados con su trabajo y el director del
Hospital General está dispuesto a darle el equipo necesario y un lugar en cualquier
hospital para que pueda finalizarla. No sé como un hombre sin ningún conocimiento
médico ha sido capaz de llegar a tales conclusiones. Será un placer trabajar
con usted y colaborar en su proyecto. Le volveré a escribir cuando tenga nuevas
noticias sobre el director.
Un saludo,
Doctor Martínez Pozo.
Cuando Luisa
acabó la lectura todos estaban boquiabiertos. Ninguna de las criadas de
Ricardo, ni su hermano, ni su compañero de la notaría estaban al corriente
sobre esta investigación. Mientras cada uno daba su posible respuesta, se
escuchó un carraspeo en la sala, era Ricardo. Dijo que había escuchado a Luisa
leer la carta y que solo él podría explicarles el porqué. Este empezó a hablar.
-Todo empezó
cuando mi mujer y tres de mis cuatro hijas murieron por tuberculosis.
¿Veis como os merecéis que vuestros compañeros os lean?
Insisto: MARAVILLOSOS.
Espero vuestras impresiones.