Aquí os dejo la historia de Ana y la de Alicia.
Alicia reinterpeta el poema de Bécquer. Y ahora resuenan acordes melancólicos de guitarra...
XXX
Cada acorde de mi guitarra es una de las tantas
palabras que sé que quería decirme. No sé componer desde entonces, todo me
suena igual. Los días pasan, monótonos y la apatía se apodera de mí. Puede que
sólo una lágrima, hubiera cambiado todo. Me culpo por no haber sido capaz de
expresarme ni demostrar mi dolor, le culpo a él por callarse, por dejar que el
orgullo nos distancie.
Desde entonces todo es distinto, muy distinto. No
podríamos vivir con nuestros conflictos. Antes, a cada paso escuchaba saludos
que me iban dirigidos, sé que a la vuelta de ese edificio que tanto tiempo
llevaba en obras y acabó volviéndose ruinas se encontraba nuestro banco, al
lado de aquella tienda tan anticuada y la catedral.
Cada mañana de camino al trabajo me cruzo con las
mismas personas, yendo de un lado a otro, con maletines, bolsos... Los conozco,
claro que los conozco, algunos de ellos han asistido a las actuaciones que
organizamos en el teatro, sé de sus caras, de sus ropas, pero no de su
personalidad. No negaré que todo esto no me gusta, pero no sé disfrutarlo.
Antes de empezar un nuevo día me replanteo la pregunta de si he de escribirle
una carta e intentar comunicarnos, pero él, al igual que yo, no lo ha llevado a
cabo.
Debería estar conmigo, no hice nada que le
perjudicara, estoy segura de que se arrepiente. Segura de que no sólo debí
llorar, también tuve que haberle hecho hablar. Si hubiera venido conmigo, sería todo perfecto, no tendríamos problemas.
Antes de acabar cada día me replanteo la pregunta
“¿Por qué no lloré?”.
Pero él se preguntará “¿Por qué me callé?”.
Y el de Ana retoma el texto teatral de Jacinto Benavente. Ana no añade información nueva pero reinterpreta perfectamente la transformación al texto narrativo:
Entonces, Luisa dijo:
-Por eso tenemos miedo y
angustia, porque justo después de que el señorito Ricardo volviera de la
notaría, llegó una carta para el doctor Bremón. Se la dejé en su cuarto
-continuó explicando-, pero me olvidé de ella cuando le dio el ataque de
nervios. Asustada, mandé a María a buscar agua de azahar y éter y, en el
momento en que iba a ir, el señorito, en vez de quejarse, empezó a reírse a
carcajadas. Entramos, aterradas, creyendo que se había vuelto loco; pero no;
era que había leído la carta del doctor.
-¡Caramba! –exclamó sorprendido
Emiliano.
-Parecía otro hombre: le
brillaban los ojos, daba vivas al doctor y a España y gritaba: “¡Ya está, ya
está!”.
-¡Ya está! –exclamó Emilio en un
tono quizá demasiado alto.
En ese momento, todos los presentes se interesaron y
preguntaron al unísono: “¿El qué?”, a lo que Emilio les explicó que éso era lo
que había exclamado el doctor Bremón al leer la carta. Luisa corroboró la
historia aclarando:
-Sí, señor. “¡Ya está!”. Y
enseguida dijo que avisásemos a la señorita Valentina y a doña Hortensia, y que
trajéramos pasteles y champaña para celebrarlo.
-Pero ¿para celebrar el qué?
–preguntó Emiliano interesado.
-Pues ésa es la cosa, que no dijo
más.
-Bueno, pero ¿y la carta del
doctor?
-Aquí la tengo –dijo Luisa
mientras sacaba un sobre blanco de un bolsillo del delantal.
Extrañado, Emilio preguntó qué decía la correspondencia, a
quién se le sumó Corujedo, también interesado. Luisa comenzó a leer:
-Pues dice…
Yo os dejo con el vídeo que vimos al final en clase y la página por si queréis venir a Madrid y pasear en busca de poemas....
.... Porque Madrid OS comería a versos....
.... Porque Madrid OS comería a versos....
http://www.boamistura.com/madrid-te-comeria-a-versos.html
¡¡BRAVO CHICAS!!
ResponderEliminarCompi de mesa, estás hecha una artista. Me encanta cómo escribes, a mí el texto me “engancha” y me invita a seguir leyendo, ya que consigues hacer la relación de la ex pareja muy cercana a los lectores, parecía que conocía el banco del que hablaba la protagonista mientras veía pasar a los peatones junto a esas ruinas. Y pienso que el orgullo propio es muy importante, pero estoy de acuerdo en que muchas veces es el culpable de las rupturas amorosas. Anita, no me creo que como buena reportera oficial de 1ºE, no hayas descubierto lo que ponía en la carta…aun así, tu texto también me ha gustado.
¿Y qué voy a decir de “Madrid te comería a versos”…? Me parece la definición en imágenes de una obra de arte altruista que embellece las calles más escondidas de Madrid, y consigue lo imposible: que los peatones mientras esperan fijen la vista en algo que no sea la pantalla de su móvil, y se regalen sonrisas de complicidad entre ellos. Ojalá el Ayuntamiento reconociera estos versos como una obra de arte, y sólo los borraran las lluvias venideras y los flashes de los admiradores, porque sinceramente creo que el grupo de poetas y artistas dueños de esta iniciativa, pueden llegar a crear una moda en todas las grandes ciudades.
Totalmente de acuerdo, Silvia, Alicia está hecha una artista. Me encanta la originalidad de su visión del texto y es cierto que te metes en él.
ResponderEliminarNuestra reportera ha hecho un gran relato, pero sí es cierto que te deja con la intriga de qué hubieran leído sus personajes en la carta....
Del vídeo que vimos no puedo estar mas de acuerdo Silvia. A mí me parece una belleza que hace que una ciudad (a veces un poco inhumana y gris) se transforme con las sonrisas que las palabras en las calles nos consiguen sacar. Espero yo también que solo el paso del tiempo las borre y ojalá hubiera más iniciativas como estas, que respetan el espacio público y lo hacen más hermoso.
Podríamos hacer algo así en el instituto... sin grafitis, claro... jejeje.... Pensaré sobre ello. :=)
Alicia/Irene, sin palabras me he quedado. Precioso el texto y la historia con ese toque de amor-no amor y esa reflexión del final... Sobre mi texto... la verdad es que lo único que hice fue sustituir algunas palabras del año de la pera por otras más modernas. Silvia, tu peloteo me ha gustado tanto que estoy pensando en darte un puesto en mi futuro periódico "Las Crónicas de 1ºE" pero, como buena periodista, no puedo desvelar el final, ya que lo puedes comprar en forma de fascículo este fin de semana en los mejores kioskos y puntos de venta autorizados. Y qué decir sobre el arte callejero de Madrid, ojalá llegue un día en el que no sólo no esté prohibido, sino que sea fomentado...
ResponderEliminarWeeeeee muchas gracias a las 3, me voy a sonrojar.. Mi intención era que el lector se adentrara en la historia y parece que lo he conseguido^^
ResponderEliminarAna, Ana, Ana... espero que se te hayan saltado las lágrimas. Tu texto me ha gustado pero me hubiera gustado más que hubiera continuado! No es propio de una periodista dejar las cosas a medias.. como nos informes así me paso a Antena 3. Jjejeje es broma es broma. Good job.
Y por cierto, podríamos poner frases en el instituto.. pero en vez de graffitis con folios o cartulinas.. y bien bonito, que hay que darle alegría al instituto.. ahí lo dejo.
Como dice la frase: "Al César lo que es del César!" y tu relato merece los aplausos recibidos.
ResponderEliminarDe lo de poner las frases en el Instituto hay que estudiarlo. A mí me encantaría en los escalones y a la entrada de los pabellones... ánimos y sonrisas para subir a clase. Pero tengo que consultar con Jefatura. Y podemos preguntarle a Beatriz de dibujo cómo lo podemos montar. Lo ideal sería hacerlo con las actividades que se organicen para el día del libro, pero si nos dan permiso y os apetece lo podemos hacer antes.
¿Qué os parece? ¡Lo vamos hablando!